Aloe vera, un remedio y muchas mentiras


Lo último es un salvaeslip de aloe vera. Paseando entre los estantes de unos grandes almacenes o visitando un herbolario se comprueba el volumen de la inundación, la moda del aloe vera, una fiebre verde que dura más que la avalancha de la rosa mosqueta o el alud de la baba de caracol, y cuya última creación se la apunta la firma Carefree, con unos salvaeslips que “contienen aloe vera natural”. En el etiquetado que explica las propiedades del producto no hay mención alguna a la planta. Sus componentes pudieran quizá funcionar para el riesgo del que advierte la dermatóloga Aurora Guerra, del Hospital La Paz de Madrid: el uso frecuente de salvaslips “puede provocar eczemas”.


Y no se queda sólo en las invenciones más o menos ingeniosas para la higiene íntima femenina. De aloe vera o con destilados de la aloe barbadensis millar –la planta originaria de las áreas rocosas, altas y áridas de Barbados que se utiliza en Europa– se venden ya hasta fregasuelos, bragas, sujetadores, sprays antihalitosis, zumos, geles, todo tipo de cremas, velas, suavizantes y pañuelos de papel.
Entre esa panoplia de productos con el aloe como argumento, uno reciente, Formane Herbal Aloe, asegura tener una “acción blanqueante y refrescante”. Viene al caso el ejemplo por su color verde, pese a que la pulpa de la planta es incolora. El verde domina la fiebre del aloe, aunque, como explica Francisco Antonio Macías, catedrático de Química Orgánica de la Universidad de Cádiz, “te venden cosas verdes y dicen que es aloe; en realidad es puro márquetin”.
El aloe vende. Es posible que esa sea una de sus propiedades mágicas. Pero para que sea efectivo para el consumidor debe haber suficiente. Muchos productos que dicen llevar aloe, incluyen cantidades mínimas. “Si el producto no supera un 15 por ciento de aloe vera, es como si no lo llevara”, afirman los expertos. Algunos acondicionadores de pelo contienen un 10 por ciento de aloe vera. Por supuesto, su color es verde.

n la calle Espoz y Mina, en el centro de Madrid, abre sus puertas La Canela, una de las herboristerías dedicadas por completo al aloe vera que proliferan a la sombra de la buena fama de la planta. Su dependiente predica las bondades del cactus y sugiere al cliente tomar el jugo para mejorar el tránsito intestinal, mejorar el sistema inmunológico o combatir la depresión. “Los expertos no son los comerciantes, con todo mi respeto, sino los médicos y farmacéuticos, que están preparados para tratar temas de salud”, dice la dermatóloga Aurora Guerra.
Aunque lo cierto es que, al margen de lo que exagera la publicidad, cualidades no le faltan a la planta. Amalia Pérez Gil, dermatóloga del Hospital Virgen de la Macarena de Sevilla y miembro de la Academia de Dermatología y Venereología, resume las cualidades “en su capacidad calmante y regeneradora de la piel; es buen aliado para heridas leves por quemaduras, hinchazones, alergias u otras irritaciones, pero el aloe no cura una quemadura de tercer grado, incluso puede empeorar el daño”.
Aurora Guerra, avala también las virtudes del aloe, “una planta que no tiene efectos secundarios si se aplica con moderación”. Mucho más allá van algunos panfletos de las herboristerías o webs del aloe: que inhibe el dolor, que cura los forúnculos, que acaba con los herpes... Asegura Francisco Antonio Macías, : “Si tengo un dolor de cabeza, no se me ocurre tomar aloe”. Este especialista también explica que “un forúnculo hay que tratarlo internamente, no sólo en la piel. Hay gente que le pone mucha imaginación a las cosas”. En cuanto al herpes, los apóstoles del aloe juegan con la ambigüedad: previene los herpes, pero no es la cura adecuada.

Jerónimo Ors, miembro del Consejo General de Farmacia, considera que “el efecto de la planta es suave y su acción es muy pequeña. Es inútil atribuirle propiedades milagrosas. Ya sólo les queda por inventar patatas fritas con aloe vera”. Ors alaba los beneficios del zumo cien por cien aloe aplicándolo por vía tópica porque, en ocasiones, “protege al organismo de fármacos que pueden ser agresivos, como ciertos antibióticos. Pero se ha de aplicar bajo supervisión médica”. Y ojo: la dermatóloga Pérez Gil advierte de que “en exceso, el aloe vera puede ocasionar efectos secundarios cuando se toma en zumos o productos nutritivos y medicinales o con medicaciones fuertes, como los corticoides”. Estos especialistas recomiendan el uso del aloe siempre que sea en productos acreditados por expertos en salud y advierten contra los timos en internet.

Para los empresarios, el peligro no viene de la red, sino del otro lado del Atlántico. El rey del aloe vera está en Canarias y se llama José Antonio. En las islas se localiza el grueso de este negocio en España, con 6.000 toneladas anuales de producción. En el norte de Gran Canaria tiene sus plantaciones José Antonio Marrero, presidente de Laboratorios Farmacéuticos Pejoseca –quince años produciendo aloe natural que acaba en grandes firmas, como Chanel o Biotherm– y presidente de la principal asociación de productores de aloe vera canario, Acaloe. Marrero denuncia que muchas firmas cosméticas españolas prefieren importar el aloe americano antes que comprar el canario. “Pero muchas veces fuera no se compra aloe vera cien por cien natural, sino concentrado de aloe, polvo o extracto. Abaratan costes, pero degradan la calidad. Los americanos –añade Marrero– se aprovechan del vacío legal en Europa con respecto al etiquetado, que desinforma al consumidor y que permite vender productos bajo el nombre de aloe vera sin especificar cuánto lleva”.

En las riveras del Guadalete, en el término de Torrecera (Cádiz), los invernaderos del empresario José Antonio López Esteras guardan erizados cultivos de aloes que alcanzan el metro de altura. López Esteras es dueño de la mayor plantación de aloe vera en toda la Península. Su empresa, Aloe Vera del Sur, guarda en 35.000 metros cuadrados 24.000 plantas madres que dan 300.000 hijuelos al año. Para José Antonio son algo más que cifras: “Compré la plantación de aloe vera por mi esposa. Ella padecía cáncer de mama y una doctora nos lo recomendó”. La esposa de José Antonio ingería directamente la pulpa de la planta. “y le fue muy bien, le dieron un año de vida y aguantó siete”.

El caso de José Antonio López está al margen del éxito comercial. Francisco Antonio Macías explica: “El aloe vera no cura el cáncer, pero sí ayuda en tratamientos fuertes como la quimioterapia por sus propiedades protectoras”. El catedrático Macías tiene un papel en la historia de esta plantación. En enero de 2007, la Universidad de Cádiz, de la que Macías es vicerrector de Investigación, Desarrollo Tecnológico e Innovación, firmó un convenio con Aloe Vera del Sur para investigar sobre la planta: “Somos expertos en sustancias naturales –explica el propio Macías–, por lo que José Antonio se dirigió a mí y me lo propuso: «¿Hay posibilidad de hacer una investigación seria?»”. Los resultados de estos estudios “están derivando en fármacos basados en cualidades obtenidas del aloe vera, algunos de ellos muy importantes y que podrán aplicarse en la quimioterapia porque ayuda a mejorar las defensas”.
La esposa de José Antonio López falleció hace algo más de un año a consecuencia del cáncer. Ahora este empresario se confiesa un firme defensor del aloe vera y está usándolo en otras de sus empresas, como el hotel Incosol de Marbella. Además, él mismo lo usa a diario: “A mí me ha ayudado con la artrosis y con el reúma”, dice convencido.

Fuente: Interviu

1 comentarios:

YoSusan dijo...

Soy canaria, y cierto es que el uso de aloe vera en esta tierra es casi una tradición. Desde siempre en casa cuando nos hacíamos pequeños cortes los mayores cortaban un pedazo lo lavaban, pelaban y a modo de emplasto lo ponían sobre la herida y esta cerraba y se curaba. Yo lo hago con mis hijos y funciona ( siempre vigilando que no haya ninguna infección y que esta pueda quedar bajo la capa protectora que hace el aloe). Mi hija y yo al menos una vez al mes nos hacemos una mascarilla natural con el jugo. Jamás me he atrevido a tomarlo aunque una cuñada mía si lo hace. Y sí, también creo que se hace un mal uso y abuso comercial. Nosotras nos sorprendemos cuando incluso en los productos de limpieza como; fregasuelos, jabón para la ropa, etc, se incluye el aloe como reclamo . ¿ pretenderán que sanen las losetas ?

Un saludo

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