Cuando la Tierra comenzó a enfriarse después de su ardiente creación, el Sol todavía era joven y débil. Tan débil que no podía evitar que los océanos en la Tierra se congelaran. Pero afortunadamente para el surgimiento de la vida, el agua se mantuvo en estado líquido en nuestro joven planeta. Los científicos han debatido durante años qué pudo haber mantenido a la Tierra lo bastante cálida como para evitar que los océanos se congelaran. Ahora, un equipo de investigadores del Instituto de Tecnología de Tokio y el Departamento de Química de la Universidad de Copenhague ha hallado una explicación a partir del estudio de unas rocas antiguas.
El joven Sol era aproximadamente un 30 por ciento más débil de lo que es en la actualidad, y la única forma de evitar que la Tierra se convirtiera en una inmensa bola de nieve era la acción de un gas con efecto invernadero. El químico Matthew S. Johnson y su equipo han encontrado al candidato más probable: el sulfuro de carbonilo, un producto del azufre expelido a la atmósfera por procesos de vulcanismo durante milenios y que en el pasado remoto tuvo un papel más importante que ahora en la regulación térmica de la atmósfera.
El sulfuro de carbonilo es y fue un gas con un enorme efecto invernadero; mucho más eficaz que el dióxido de carbono. Los investigadores estiman que la cantidad de sulfuro de carbonilo presente por aquel entonces en la atmósfera habría proporcionado cerca de un 30 por ciento de energía extra a la superficie del planeta. Y eso habría compensado la que faltaba del Sol.
Johnson y sus colegas de Tokio examinaron la proporción de isótopos de azufre en rocas antiguas. Lo que vieron fue una mezcla peculiar de isótopos. No existen procesos en el manto rocoso de la Tierra que expliquen esta distribución de isótopos. Les quedó claro, por tanto, que tuvo que suceder algo especial en la atmósfera. Los investigadores se enfrentaron entonces al reto de averiguar qué proceso pudo ocasionar tales efectos.
Una esmerada serie de experimentos les ayudó a encontrar al proceso atmosférico más probable. Irradiando dióxido de azufre con luz solar de diferentes longitudes, ellos observaron que la luz que pasaba a través del sulfuro de carbonilo generaba las longitudes de onda que producía la extraña mezcla de isótopos.
Fuente: Science News
El efecto invernadero salvó el planeta
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